Dos buenos tipos

Dos buenos tipos

Walter White y Jesse Pinkman son, en el fondo, dos buenos tipos. O al menos lo eran hace unos meses, cuando se conocieron. Un insípido y anodino profesor de química y un antiguo alumno dedicado al trapicheo de droga y enganchado a todo lo que se deja. Dos personas que muy poco, casi nada tienen en común. Sin embargo, las circunstancias los van a unir «laboralmente». Uno tiene la materia prima (o mas bien puede hacerla) y el otro tiene los medios para venderla. Una relación extraña y que nadie podría entender a no ser que conozca las circunstancias que les mueven. Especialmente al profesor White, que curiosamente será el que mas se vaya transformando a medida que el trabajo que hacen evoluciona.

Es curioso como Jesse apenas puede darle unas breves nociones sobre el tema y lo rápido que aprender Walter. Será por su diferencia de edad y, sobre todo de estudios, que el alumno rápidamente pasa a convertirse en maestro.

Como dos buenos tipos, que se meten en un negocio con la «sana» intención de ganar un dinero que necesitan, especialmente Walter, se van adaptando al entorno. No tienen mas intención que fabricar y vender, puro comercio, pero por desgracia hablamos de un producto cuya mercado está bastante podrido. Porque habréis podido ir adivinando que no van a vender muebles de Ikea. El viejo profesor de química Walter es la persona ideal para fabricar metaanfetaminas. Cristal. Droga, vamos. Hace la mejor que jamás se ha conocido. Y su intención es sencillamente venderla porque necesita el dinero rápidamente y, por desgracia, un buen tipo como el no tiene otra forma de conseguirlo. Ha trabajado toda su vida, tiene una buena familia, tendrá sus ahorros, pero las circunstancias le llevan a necesitar MUCHO dinero rápidamente, mas del que pudiera nunca haber ahorrado.

Ve en Jesse una buena forma de aprender del negocio, porque el sabe fabricarla pero no tiene los contactos para venderla. Jesse, pese a ser un «colgaíllo» enganchado, es un buen tipo. Se limita al trapicheo a baja escala y lo que Walter necesita de el se le escapa, así que emprenden juntos el viaje habitual de cualquier empresario: conocer el mercado, aprender las vias de distribución, los problemas legales,… y a esto por desgracia los problemas adicionales de los negocios ilegales: mafia, amenazas, chantaje, asesinatos…

Todo esto, y muchísimo mas, es Breaking Bad, la última serie de la que me apetece hablaros y que me apetece recomendaros. Llena de grandes momentos, grandes diálogos, con unos personajes principales intensos y que enganchan como el cristal del Profesor White, y unos secundarios que en cualquier serie cutre podrían ser los protagonistas. Aunque quizás debería decir Heisenberg.

Y no lo olvideis. Pese a lo que hacen, en el fondo, Jesse Pinkman y Walter White (¿o quizás debería decir Heisenberg?) son dos buenos tipos.

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