La pecera de Eva

La pecera de Eva

El otro día se me escaparon unas lágrimas viendo la tele. Y mira que soy duro para esas cosas y que hacía tiempo que no me pasaba. Fue viendo La pecera de Eva y no pude ni quise evitarlo. No se si conocéis la serie. Es una de esas «secundarias», como de relleno. Comenzó su andadura en Telecinco pero desde el primer momento estaba destinada a la que podría llamarse segunda cadena, La Siete.

Para los que no la conozcáis, os cuento un poco. Eva es una psicóloga que entra a trabajar en un colegio para ayudar a chavales con problemas. Cada capitulo, de solo 15 minutos mas o menos, se centra habitualmente en mezclar las sesiones que Eva mantiene con 3 de sus pacientes, tres chavales/as. Hay problemas de todo tipo, desde autoestima u obesidad, con problemas mas o menos comunes, hasta casos mas particulares como un chaval cuyo problema es que hace un tiempo mató por accidente a su mejor amigo mientras jugaban con la pistola de su padre. Supongo que el título, aunque nunca lo han dicho que yo sepa, se refiere precisamente a esto, a que cada uno de estos chavales son los peces que habitan en la pecera de la psicóloga.

Como en toda serie o película coral, suele ocurrir que no todos los personajes llegan a atraerte de igual forma. Te sientes mas identificado o interesado por ciertos personajes, mientras que otros te interesan bastante menos. Sin embargo, en esta serie todas tienen bastante interés para mi, aunque reconozco sentir gran predilección por 3 de ellas:

– Olivia, la típica «guarrona» de instituto que se enrolla con cualquiera y a la que hemos ido conociendo poco a poco y viendo porqué es así, sus miedos, inseguridades, porque al comportarse de esa forma intentaba ocultar su inseguridad, su miedo a la soledad y su baja autoestima.
– Leo, el típico chulito macarra del que también vamos conociendo su pasado y su presente, las desventuras que vive, su familia y porqué oculta tras esa fachada dura y macarra el gran corazón que tiene.
– Fernando, el solitario, que no habla con nadie, siempre aislado tras sus auriculares, sin comunicarse apenas, borde y que oculta un gran secreto.

No voy a entrar en consideraciones sobre el tratamiento psicológico de la serie, sobre si sus técnicas son correctas o no, si pasarían el filtro de un auténtico psicólogo o si son simple trama peliculera, pero la forma de contarlo, las pinceladas de la vida de la propia Eva, la forma de ir descubriendo los personajes, me parecen sencillamente magistrales.

Y la historia que reconozco que me hizo llorar el otro día fue la de Fernando. Ojo a este párrafo si queréis ver la serie sin conocer sorpresas, que os cuento lo que paso. Saltadlo si no queréis saberlo. Como os decía, fue un momento de la historia de Fernando bastante peliculero. A raíz del accidente, la familia de Fernando se mudó y abandonaron el barrio donde vivían. Fernando no pudo despedirse de los padres de su amigo Felipe, al que mató por accidente, y lo único que había hecho era esconder su dolor y su culpa. Tras las charlas con Eva, decide finalmente volver al barrio y hablar con los padres de su amigo para pedirles perdón, con todo el terror del mundo a que los padres lo rechazaran y lo culparan. Obviamente, no fue así y fue un momento muy emotivo, cuando por fin liberó su culpa al disculparse con ellos y al recibir el perdón de los padres. Fue francamente motivo.

En fin, que os recomiendo fervientemente que la veáis. Es corta, 15 minutillos al día de lunes a viernes, o también en versión reducida los domingos a las 9 y media resumiendo en algo menos de 1 horita toda la semana. En serio, a poco que vayáis conociendo a los personajes encontrareis entre esos 6-8 protagonistas esas historias que os lleguen a enganchar.

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