Montse

El título de este post es el nombre de una compañera de mi antiguo trabajo. Creo que ya he comentado en alguna ocasión que en mi ya larguita vida laboral, solo he tenido 2 trabajos. En el primero estuve 13 años y en el segundo sigo ahora mismo después de unos cuantos años.

El primero, me me pillo en la tierna adolescencia prácticamente, con 18 añitos recién cumplidos. En el me vi rodeado de gente mayor que yo y de la que aprendí mucho a nivel laboral y personal. Con nuestros mas y nuestros menos, nuestros roces y encuentros, el ambiente era bueno. Algún día creo que dedicaré un post a mi antiguo jefe, del que guardo un grandísimo recuerdo. Pero el caso es que muy a menudo recuerdo un par de frases que me dijo en alguna ocasión Montse. No es que fuera mi amiga del alma aunque, como a todos, le tenía mucho aprecio. Tenía mas relación con otros compañeros, pero aprendí mucho de Montse en el terreno laboral y alguna que otra cosa en el personal/profesional, como la que voy a contar hoy.

No recuerdo a santo de que estábamos hablando una vez sobre sueldos, trabajo, horas extras, etc… Yo, en mi tierna inocencia ya perdida, tenía un poco al jefe como mi dueño. El me pagaba, por lo que podía exigir lo que quisiera a nivel de horas, esfuerzo, etc. Como si yo me sintiese su esclavo por el simple hecho de recibir mi sueldo a final de mes. Ella me abrió los ojos. En esta conversación me dejó muy claro el tema: trabajar no es mas que una transacción comercial. El paga y a cambio recibe tu trabajo. Es una forma de verlo mucho mas igualitaria. Tu necesitas su dinero, pero el necesita tu trabajo, así que es un acuerdo mutuo, no debía sentirme por debajo de mi jefe, aunque tampoco por encima. Tampoco es que nadie sea imprescindible. Si tu no realizas tu trabajo, otro vendrá a hacerlo, pero igualmente si el no te paga lo que consideres justo, puedes marcharte y ofrecer tu producto (tu trabajo) a otro que quiera comprarlo.

Es sencillo, pero muchas veces se nos escapa. Esta mañana, hablando con un compañero sobre horarios, decía que el no tenía horario, que su trabajo era así. Lo explicaba claramente y, por supuesto, lo decía en serio. Yo no compartía y no comparto esa opinión. Un trabajo debe tener o bien un horario o bien una libertad absoluta. Desde el momento en que tu tienes, por fuerza, que estar en tu puesto de trabajo a las 8 de la mañana, salvo causa de fuerza mayor, la libertad total no existe. Por tanto, el acuerdo es bastante extraño. ¿Tu sueldo es fijo, pero el número de horas que «vendes» es ilimitado? No lo veo una transacción justa.

Si tengo unos mínimos que cumplir, ¿porqué no hay unos máximos? Vale, entiendo que especialmente en su puesto no se puede llevar a rajatabla un horario, pero entiendo que hay que tener unas bases establecidas, unos límites que te indiquen cuando estás malvendiendo tu tiempo, uno de los bienes mas preciados que tenemos, porque el tiempo es la vida). Entiendo que, en determinados momentos, haya que realizar algún sobre-esfuerzo adicional, regalar parte de ese tiempo tuyo en bien de la empresa, pero tiene que quedar claro que estás haciendo eso: un regalo, un sobre-esfuerzo. Si no se fijan unas bases es como firmar un cheque en blanco.

Es como llegar a El Corte Inglés, pagar 1000 euros y tener libertad para llevarte todo lo que quieras. Por supuesto que nadie lo vería lógico, ¿verdad?. Pues yo lo veo igual: el jefe obtiene por 1000 euros (o 1500 o 3000 o 700, la cantidad no la se ni me interesa) a cambio de poder disponer de TU tiempo siempre que quisiera. No es normal.

El trabajo es una transacción comercial, por desgracia. No es un lugar al que vayas por placer. Yo por placer me quedaba en casa jugando a la XBOX, o me iba con mis amigos de cafés y cervezas, o me iría de viaje a Viena. Voy a trabajar porque hay un acuerdo: te vendo X horas al día a cambio de que me pagues X al día. Sencillo.

Ojo, lo digo desde la tranquilidad y la pausa. Desde que ha empezado el año, he cambiado mi forma de enfocar el trabajo, y espero que dure mucho. No lo digo desde el resentimiento, ni desde el enfado. Estoy muy tranquilo y tengo las cosas muy claras, precisamente gracias a esta frase de Montse. Tengo muy claro que durante esas horas que he vendido tengo que dar el 100%, pero no mas. No se me puede exigir ni el 150& ni X horas más porque sí. En fin, que estoy muy tranquilo, pero me ha llamado la atención esa conversación esta mañana y quería compartirla con vosotros.

Por supuesto, cada uno ve las cosas desde su punto de vista y respeto la visión de ese compañero, pero el respeto no implica que lo vea igual y el tampoco tiene que verlo de mi manera. Cada uno somos felices viendo las cosas con el color de nuestro cristal.

2 comentarios en «Montse»

  1. Cuánta razón tenía tu compañera con esa apreciación y cuánta tienes tú al ponernos esos ejemplos tan claros y sencillos de comprender. Puede que por mi juventud esté todavía un poco verde, pero después de mi segundo trabajo de verano entendí perfectamente lo que estás diciendo: que esto es una transacción comercial como tantas otras y que hay que dar lo acordado, ni más ni menos.

    Entiendo que la situación actual es harto complicada, pero cuanta gente habrá que están como esclavos de sus jefes sólo por no perder su trabajo. No hay que ser negligente, pero tampoco dejarse pisotear sólo por un sueldo. Como dice una canción que me gusta mucho:

    «No voy a bajar la cabeza cada vez que el jefe me grite, porque soy alguien»

    Dejarse ningunear por un sueldo (por un precio) te puede llevar a perder la dignidad. Respeto, sí, pero bidireccionalmente.

    Un saludo.

    P.D.: Y como dijo Andrew Ryan: «El hombre elige, el esclavo obedece».

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