Mentiras arriesgadas

Bueno, en realidad de arriesgadas no tienen nada, pero es que me pegaba el título. Será por la peli.

A lo que iba. Como he comentado en el twiter, no me gustan nada los/as mentirosos/as. A partir de ahora, no por machismo sino por respetar el idioma que me ha tocado, hablaré siempre de mentirosos y en masculino, aunque no necesariamente me refiera a un hombre. A ver por donde empiezo. Resulta que yo, a nivel laboral, tengo dos serios problemas: no me gusta buscar culpables cuando algo sale mal y no me importa reconocer mis fallos. Esto, que según para quien, podrían ser buenas cosas, en mi entorno laboral se convierte en un problema serio. Resulta que hay mucha tendencia donde yo trabajo a localizar culpables. Yo pienso que muchas veces las cosas salen mal porque si. No es culpa de una persona concreta, o de una acción concreta. Puede ser debido a errores involuntarios de varias personas, a elegir una opción que parecía buena pero que luego resulta ser la equivocada, incluso simplemente de la mala suerte. Pero no, en mi trabajo parece que TODO tiene que tener UN culpable. Y eso a mi no me gusta. Si algo sale mal, la cuestión no es buscar el culpable, sino la solución y enmendar el error. Dedicar tiempo a buscar al supuesto culpable me parece otro error y una pérdida de tiempo.

Por otro lado, respecto a reconocer los fallos, pues es cierto. Creo que soy humano como todos. Cometo errores, siempre sin intención, pero como toda persona tengo derecho a equivocarme (o eso creo), y no me importa reconocerlo cuando me hacen verlo. Soy el primero en pedir perdón y no me duelen prendas por eso.

Pero como digo, no es lo habitual. Por tanto, se provoca la situación habitualmente en mi trabajo de que si algo falla o no sale como debería, una gran mayoría de compañeros invierten gran parte de su tiempo, imaginación e inteligencia en rápidamente hacer ver que no se han equivocado y en intentar que el culpable sea otro compañero.

Hoy he vivido esa situación. No daré detalles sobre lo que ha ocurrido exactamente, pero el caso es que algo ha salido mal y, de repente, sin comerlo ni beberlo, un compañero ha soltado una mentira para escudarse, dejando claro que él no se había equivocado y que el culpable soy yo. Y eso que todavía no había llegado el momento «oficial» de buscar culpables, pero por si acaso, suelta una mentira y se protege. Y me ha tocado los cojones muchísimo. Porque por una parte se trata de una mentira, por otro me deja en mal lugar cuando el error no es mío, y por último ya está creando culpables antes siquiera de aportar soluciones.

Y me toca los cojones porque no puedo decir nada, porque se que nunca reconocerá que ha mentido, que yo no tengo la culpa de nada, pero es que además se que aunque yo calle, ese compañero no callará y seguirá extendiendo la mentira entre el resto de los compañeros. Y no me queda mas remedio que aguantar y tragar o, si algún día me toca la fibra mas de la cuenta o se me provoca, explotar. Y el problema que tengo es que soy una persona muy pacífica, pero cuando exploto, no tengo medida. No me refiero a violencia, sino a que soy capaz de liarla muy gorda y de dejar de hablarme con esa persona de por vida aunque tenga que pasar nuevo horas compartiendo el mismo techo.

Lo bueno es que no es la primera vez que me suceden cosas parecidas y al final, por suerte, siempre ha sido controlable con mas o menos esfuerzo y sin apenas consecuencias, así que supongo que esta vez no será diferente y al final no llegará la sangre al río. Además, ahora cuento con este desahogo y con alguien mas en la oficina que creo que comprende y con quien puedo liberar un poco esa tensión interior antes de que se acumule mas de la cuenta.

Total, que odio las mentiras y a los mentirosos.

3 comentarios en «Mentiras arriesgadas»

  1. Ups !! no me atrevo ni a abrir la boca. Ojala todo se solucione y esa persona reconozca su error o al menos quede clarito que no has sido tu. A mi me pasa lo mismo, odio a los cabrones(as) que para quitarse la mierda de encima se la echan a otros, aunque desgraciadamente de hijos de uta como ese(a) esta el mundo llego. Lo dicho, animos y a seguir palante.

  2. Ya veremos mañana a ver como evoluciona todo. De momento, estoy tranquilo, asumiendo lo que ha pasado y que me toca cerrar la boca y mirar a esa persona como si nada. De todas formas, si tengo que decir algo, intentaré decirlo pronto, no irme «reconcomiendo».

    Ya te tendré al corriente.

  3. Cuanto subnormal hay suelto en este mundo… ese tipo de gente, cuanto más lejos mejor. Al menos siempre pensaré que el tiempo los acabará poniendo en su sitio…

    Un abrazo y tranquilidad, que verás que todo queda en nada.

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